[AUDIO_EN_BLANCO] [MÚSICA] Bienvenido en esta nueva sesión donde vamos a abordar algo que considero fundamental y que, desde luego, es una de las características de nuestro curso, de nuestra filosofía de oratoria. Y es que el hablar bien en público, la oratoria, no es un fin en sí mismo, es un medio. ¿Qué significa esto? Que hablamos para conseguir un objetivo. El mejor orador, por tanto, no va a ser la persona que utilice más metáfora, o que utilice un verbo más florido, o que digamos hable formalmente mejor, sino aquél que consiga su objetivo. El mejor orador es aquel que logra, a través de sus palabras, conseguir el fin que se había propuesto. En oratoria, lo útil es lo hermoso. Esto es un cambio muy importante, es muy importante. Por tanto, nos simplifica mucho porque te va a permitir trabajar con coherencia y naturalidad tu propio lenguaje, siempre orientado al fin que quiere conseguir. Pero, claro, si queremos conseguir un fin lo primero es saber qué es lo que queremos obtener, y ahí te va a sorprender algo que vengo observando mil veces, personas que toman la palabra a veces en foros de relativa relevancia, y a veces en foros solamente coloquiales que hablan de forma desordenada. ¿Por qué? Porque, en el fondo, no saben qué quieren conseguir. Y esa sería la primera recomendación que yo te, te daría. Tenemos que tener claro el objetivo para el cual hablamos. Un orador sin objetivo, un discurso sin un fin sin conseguir es como un barco que no sabe a dónde va; es decir, un barco sale a la mar porque sabe que quiere llegar a un puerto, y a partir de ese momento, pues pone la vela, el timón, todo se encamina independientemente de la circunstancia hacia ese fin. Si tú no tienes un fin en tu oratoria pues existe mucho riesgo que te conviertas en un charlatán desorientado, hablarás y hablarás yendo y viniendo, pero no vas a conseguir este fin. Por tanto, antes de que avancemos en las técnicas de oratoria, antes que veamos las características del orador, del discurso y de la audiencia, idea número 1, y esta apuntadla en rojo por favor, la oratoria está al servicio de un fin y, para ello, tengo que saber, tienes que saber qué es lo que quieres conseguir a través de tus palabras. Yo te someto, te pido que te sometas a una simple reflexión. Piensa la última vez que hablaste en público. ¿Tenías claro lo que querías conseguir con tus palabras? O hablaste un poquito por impulso, por el corazón, por llevar la contraria o por agradar o por, bueno, aquí hay una reflexión que debes hacer si te quieres convertir en un orador. Cuando quieras tomar la palabra, tómala, y en fin, y hay ambientes que son más relajados. Pero si quieres hablar, piensa qué quieres conseguir con ella porque una vez que sabes el fin, de forma instintiva, todas tus palabras se ponen al servicio de ese objetivo y esa es una de las características básicas del orador eficaz en el que queremos convertirte. Y para ello, cuando vayas a preparar un discurso, y lo notarás, antes que el qué, el qué voy a decir, antes que el cómo, el cómo me voy a expresar, lo más importante que diga es el para qué, qué quiero conseguir con este discurso. Eso lo pones en rojo. Quiero conseguir, bueno, pues transmitir una información, quiero conseguir que compren mi producto, quiero conseguir que me apruebe el consejo mi proyecto, quiero ganar las elecciones en la asamblea de mi organización no gubernamental o comunidad de vecinos o en mi partido político, hay muchos fines distintos de la oratoria, pero tienes que conocerlos. Y una vez que los conozcas, trabajar y hacer que todos los recursos se pongan al servicio de este fin. Es una idea que parece muy obvia, pero que desgraciadamente, y lo compruebo muchas veces, son muchas las personas que no lo hacen. Y al igual que el orador tiene un fin que es el de conseguir a través de la palabra, la audiencia también el suyo. Las personas que van a oír a otra o quieren aprender o quieren juzgar, o quieren valorar, o quieren elegir entre las distintas opciones que se le van a presentar. El orador debe también reflexionar, pero eso lo veremos más adelante, sobre la finalidad de la audiencia, en lo posible hacerlas compatibles, pero lo que sí, desde luego, y en todo caso, el orador debe tener muy claro su propia finalidad. Cuando tomen la palabra sabiendo con claridad qué es lo que quieres conseguir y si, además, has reflexionado sobre los fines de la audiencia, tienes you un porcentaje alto del éxito. Si tomas la palabra sin haber meditado tus fines, corres el riesgo de desorientarte, de perder el nivel y, sobre todo, perder mucha atención emocional de convicción que es clave argumentativa fundamental. A veces asisto a conferencias en las cuales cuando ha terminado de evaluar una persona y salimos al pasillo a tomar el café, puedo oír comentarios de, qué bien ha hablado, qué bien habla esta persona, qué gran orador es. Y a veces le pregunto, ¿y qué ha dicho? Y a veces se quedan pues como en blanco, le ha parecido que habla muy bien, pero no se han quedado con ninguna idea. Ese orador ha fracasado. Ha mantenido un verbo bonito, un envoltorio hermoso, pero no ha llegado ni al corazón ni a la razón; por tanto, es un orador formal, no nos interesa. Bueno, está bien, pasamos un rato agradable, como quien oye una melodía que se lleva el viento, pero no nos ha enganchado. Nosotros queremos que independiente, ojalá lo hagas bonito, pero sobre todo que te recuerde por lo que le dijiste, por aquello que le conmoviste o por aquello que lo convenciste, ahí hay un elemento de finalidad, you te repito y lo insisto mucho, característico de este curso. Y te voy a pedir que hagamos you un ejercicio. Piensa en la próxima intervención que tengas que hablar, que tengas que hacer. Me da igual así sea dando clase, en tu empresa, en tu familia, en tu organización no gubernamental, en el foro, que vayas a tener que hablar en público. Anótalo, porque estas cosas hay que anotarlas, te pasaré algún modelo de ficha; pon el fin que quieres obtener y lo pones. Después veremos muchos otros elementos que vas a tener en cuenta, pero el primero, siempre el fin que quieres obtener. Y ahora este mismo ejercicio lo vas a hacer con carácter retroactivo. Piensa la última vez que hablaste en público. Lo anotas, lo recuerdas, y ponme si de verdad, uno, tenías un fin determinado o no. Si tenías el fin, ponlo, hablé en público para conseguir esto, y a raíz de ahí valora. ¿Lo conseguiste? Sí, no. Si no lo conseguiste, ¿por qué no lo conseguiste? Y ahí te van a aparecer pues distintos elementos que debes someter a autocrítica, no me expresé bien, otro lo hizo mejor. La cuestión es que tú veas. Estos ejercicios son fundamentales, esas autocríticas te van a permitir encontrar tus propios puntos débiles de cara a la objeción, a la consecución de objetivos, y te van a permitir pues mejorarlo. Veremos en próximas sesiones muchas cuestiones de la oratoria, pero siempre, y por eso he insistido tanto, yo quiero dedicar esta sesión exclusivamente a esto, debe ir todo orientado al fin. Una vez que el fin lo tenemos claro, los demás elementos irán como un puzzle poniéndose al servicio de esta finalidad. Analízate, mira si siempre has tenido un objetivo claro y, desde luego, valora las últimas intervenciones. Si lo conseguiste, sí o no, y si no lo conseguiste, cómo podemos mejorar. Estoy seguro que este curso te va a ayudar muchísimo a conseguir lograr pues esas lagunas que, como es normal, todos tenemos y que podemos y debemos, además, hacer mejorar y conseguirlo. [MÚSICA] [AUDIO_EN_BLANCO]