[MÚSICA] [MÚSICA] Como you apuntamos en la primera unidad, lo que hace que una empresa sea familiar, es la capacidad de la familia para determinar las decisiones estratégicas de la empresa; también como el deseo de que perdure esta empresa familiar a lo largo del tiempo. Los miembros de la familia pueden trabajar en una empresa, pero cuando no lo hacen es porque la familia ha decidido explícitamente que sus miembros no trabajarán como gestores de la compañía, es decir, han cedido el rol de la gestión a profesionales ajenos a la familia. Una de las dimensiones que permite desarrollar la estructura es la diferenciación entre la persona y el rol. Fuera de la empresa familiar, esa diferenciación la hacemos con toda naturalidad dependiendo del contexto, es decir, el contexto es el que marca el rol, es decir, yo puedo ser profesor de esa área cuando estoy en esa área, puedo ser padre cuando estoy en casa, forofo del Barça cuando estoy en el fútbol, presidente de la comunidad de vecinos cuando estoy con mis vecinos, aprendiz cuando voy a mi curso de pintura. Algunos especialistas declaran que podemos manejar simultáneamente más de 25 roles diferentes si los contextos están suficientemente bien marcados. ¿Qué es lo que ocurre en la empresa familiar? Que eso no es tan fácil, precisamente porque esos contextos son difusos, y por lo tanto muchas veces no sabemos bien cuándo estamos en un contexto o en otro, cuándo estamos en el sistema familiar o en el sistema empresa, y eso hace que la diferenciación de roles no sea una tarea fácil. Un rol que con frecuencia no está suficientemente reconocido es el de propietario. Esto es así porque las empresas se desarrollan desde la gestión; una idea, mucho talento, mucho trabajo, mucho riesgo, algo de suerte, y la empresa sale adelante. El capital no tiene un rol determinante, es necesaria, y su ausencia puede hacer fracasar el proyecto, pero no es lo que hace que el proyecto evolucione y se desarrolle; lo que lo hace desarrollar es el rol de gestión, es el rol de emprendimiento. Estos son los roles que la familia institucionaliza. El rol de propietario, como aquél que tiene todos los derechos una vez cubierta las obligaciones, es contra-intuitivo en una empresa familiar. El dividendo puede ser visto como cobrar sin trabajar. Los derechos políticos, es decir, los derechos a tomar decisiones, pueden ser vistos como inmiscuirse en la empresa sin comprometerse con ella. Y los derechos de información pueden ser vistos como falta de confianza hacia los gestores. Sin embargo, cuando las nuevas generaciones entran en juego, en familias con mínimo de complejidad familiar, difícilmente todos los miembros de la familia serán propietarios y gestores al mismo tiempo. Habrá algunos que serán gestores y propietarios, y otros que solo serán propietarios pero no gestores. Por lo tanto, ¿esto qué significa? Que la diferenciación de roles que no se suele dar en la primera generación, deberá existir. ¿Eso qué significa? Que es necesario reconocer el rol de propiedad, es decir, debe existir el reconocimiento de la propiedad. Ojo, no hay que confundir este reconocimiento desde la propia familia con el reconocimiento legal, por descontado que los accionistas tienen derechos ante la ley; pero aquí estamos hablando de una cuestión cualitativa, que tiene que ver en cómo la familia está reconociendo esos derechos. Reconocer la propiedad es modificar la jerarquía originaria de la empresa familiar, en la que los emprendedores y los familiares vinculados en la gestión son los que concentran el poder. Es un proceso en el que el poder se va fragmentando, de forma que queda repartido dentro de la estructura institucional, que es de la que you hemos hablado anteriormente. Los propietarios van ganando poder, pero eso también les genera responsabilidad; tienen que saber ejercer ese poder que van ganando de una forma competente. En este proceso de reconocimiento de la propiedad, es importante que la familia preste atención no solo a la propiedad jurídica. Es importante entender la existencia de otro concepto que es la propiedad psicológica. La propiedad jurídica es algo que está claro, es aquellos que ostentan las acciones o las participaciones de la sociedad. La propiedad psicológica es aquella que sienten aquellos propietarios que no necesariamente tienen propiedad jurídica. En este caso, puede ser que la generación mayor you haya traspasado las acciones a las siguientes, pero siguen sintiéndose legitimados a tener derechos a saber, a decidir, y a opinar. Lo mismo puede decirse con la generación joven, puede ser que todavía no tengan los derechos jurídicos, pero eso no implica que no se sientan propietarios, o mejor aún, que deban sentirse propietarios. La propiedad psicológica permite ir construyendo en la familia la capacidad de ser familia empresaria. Si solo se presta atención a la propiedad jurídica, es difícil que la familia se vaya constituyendo y construyendo como familia empresaria. Por eso el consejo de familia trabaja sobre la base de la propiedad psicológica, no únicamente sobre la propiedad jurídica. Así, por ejemplo, los abuelos pueden tener un papel fundamental como propietarios que trasmiten valores, visión y actitudes, independientemente de su mayor o menor coexistencia de participación jurídica en la propiedad en cada uno de los momentos. Puramente, la propiedad jurídica se organiza alrededor de la junta general de accionistas, y por lo tanto no requeriría del consejo de familia. El hecho que justifica la existencia del consejo de familia es la propiedad psicológica. En las start-ups tecnológicas por ejemplo, que se crean en momentos en que confluye un equipo emprendedor con un grupo de inversores que van participando en las siguientes rondas de financiación, el modelo en cambio es muy diferente. En este caso, el reconocimiento de la propiedad jurídica es muy claro desde el principio. Los promotores son perfectamente conscientes de que con el tiempo van a ser diluídos; pero tanto promotores como inversores comparten un mismo objetivo que es la salida con la mayor plusvalía posible. En este caso, la construcción y la trasmisión de propiedad sicológica es innecesaria, incluso hasta disfuncional. Ahora que hemos visto los derechos que tienen los familiares en tanto que accionistas, veremos cómo se enmarca quién puede trabajar en la compañía y de qué forma, y cómo pueden ocupar puestos de gestión. [MÚSICA] [AUDIO EN BLANCO]