Moerman ha conseguido demostrar que, por ejemplo,
las pastillas grandes curan más que las de tamaño pequeño.
O realmente las minúsculas.
O, por ejemplo, el color,
que las pastillas azules tienen efectos más intensos que las de otros colores.
Por lo tanto, cuando utilizamos números y cantidades podemos pensar que esto también
se puede aplicar, tal vez el color, la forma,
la posición donde está ubicado, el diseño de ese número va a ser importante,
porque hay elementos psicológicos fundamentales en nuestra naturaleza,
que hacen que confiemos en ciertas formas, en ciertas proporciones,
en ciertas secuencias,
en ciertas manifestaciones de la información.
O, por ejemplo, que dos pastillas curan más que uno.
De esta manera, habrá veces en los cuales cierta cantidad de datos nos va a parecer
que es más evidente que otras, simplemente, porque hay más cantidad.
Y la cantidad de datos no va a hacer que sea más evidente,
a no ser que los datos realmente aporten mayor información.
Pueden ser datos no relevantes, o datos erróneos, o datos mal diseñados.
En cualquier caso, hay elementos que hacen que, cuando hablamos de
convencer y convencer con números, debemos tener en cuenta elementos psicológicos.
Otro elemento interesante relacionado con el placebo es que,
cuando un instrumento terapéutico parece avanzado,
cura más que el que es normal o creemos que es obsoleto.
Con los números va a suceder lo mismo, si pensamos que esa estadística procede de
una nueva técnica realizada por un grupo prestigioso que ha estado un tiempo
realizando estos estudios, vamos a pensar que esto es correcto.
Aunque, si somos sinceros,
normalmente estas previsiones fallan de forma frecuente.
Pensemos, por ejemplo, en todos los estudios estadísticos que se
hacen de previsión de voto en elecciones gubernamentales.