[SONIDO] [SONIDO] Si habéis tenido oportunidad de visualizar el video de la cola de Saude [INCOMPRENSIBLE] de la junta de Galicia, habréis visto el relato de Ana Vázquez presidenta de la liga traumatológica en el que nos explica la importancia de no permitir que nuestras actividades de la vida diaria sean interrumpidas por ese intruso que es el dolor. De ahí la importancia que intentamos mantener nuestras actividades, de la mejor manera posible, pese al dolor experimentado físico y también por el impacto psicoemocional. Principalmente porque ese abordaje o ese afrontamiento va a permitir que evitemos que ese dolor acabe derivando en una posible depresión. Algunos estudios han puesto de manifiesto que el dolor afecta en mayor o menor medida la intensidad, el desarrollo de las actividades de la vida diaria, especialmente en aspectos como trabajar, estudiar, pasear. En cualquier aspecto relacionado con esa experiencia de vivir y que necesitamos llevar una vida lo más normal posible. Y sin embargo por culpa del dolor todas estas actividades se pueden ver coartadas. Por ello, es principal que identifiquemos qué actividades de nuestra vida diaria pueden verse en mayor o menor medida afectadas, you sea por la fatiga o por el propio dolor y por otro lado podemos buscar la ayuda de un experto, por ejemplo, una persona experta en terapia ocupacional. Esta persona nos va a identificar, en primer lugar, qué tipo de actividades podemos realizar de otro modo para evitar un mayor consumo de energía y qué ayudas técnicas podemos tener a nuestro alrededor para que al realizar esas actividades las podamos hacer de la manera más normal posible. La verdad es que no solo se trata de higiene postural, sino que también de encontrar esas herramientas que podemos aplicar para realizar muchas de las cosas que necesitamos hacer durante el día a día. Por último, veréis que en los materiales adicionales hemos incluido algunos vídeos que los pueden ayudar a entender de qué manera ese abordaje ocupacional pueden mejorar nuestra calidad de vida y bienestar. Como hemos visto, el dolor crónico afecta diferentes aspectos de la vida y uno de esos aspectos importantes es la función sexual. De hecho, el dolor como intruso puede acabar afectando la capacidad en que las parejas pueden comunicarse y relacionarse entre ellas. Pese que en ocasiones es normal que se produzcan dentro de las relaciones dificultades en la función y la pérdida del deseo, es absolutamente normal. En el caso del dolor, estas situaciones pueden ser mucho más normales, de manera que es importante que identifiquemos cuando se producen estas situaciones con el objetivo que logremos encontrar la causa y en caso que sea necesario hacer un abordaje específico. Algunas de las causas típicas por las que el dolor puede interferir en una relación sexual podría ser desde el aspecto médico, es decir, que haya algún tipo de causa orgánica, you sea por la enfermedad crónica, el dolor, la edad, el desequilibrio hormonal, que en ocasiones se produce, o efectos secundarios de los propios fármacos. Pero también se pueden dar causas emocionales en situaciones de estrés, de ansiedad, trastornos de sueño puede haber un impacto importante. También causas debidas al aprendizaje, inhibición sociocultural, tópicos culturales y sociales, o falta de información que en ocasiones puede afectar a nuestra actividad sexual. Además, la dificultad de la concentración también puede ser otro de los aspectos a contemplar, porque puede afectar nuestras sensaciones sexuales y también la incapacidad para relajarse. En ocasiones se producen situaciones de querer controlar toda la relación sexual y esto a la vez provoque como una inhibición final. Y por último el miedo al fracaso durante la relación sexual, que finalmente nuestras expectativas de esa relación pueda provocar que al final acabemos saboteando la propia relación en sí. De la importancia, como os comentaba, de identificar la causa y buscar el asesoramiento oportuno de un terapista que nos pueda indicar de qué manera podemos trabajar junto a nuestra pareja para lograr finalmente recuperar la normalidad en las relaciones. Evidentemente, ese trabajo en equipo con nuestra pareja, una buena comunicación es la clave de todo. Y además si logramos que nuestras relaciones vayan mucho más allá de lo que es la propia relación, no del acto sexual en sí mismo, sino que volvamos al contacto con la otra persona, la buena comunicación, buscar la intimidad, las caricias, ese tipo de elementos es más importante en ocasión que finalizar el acto completo sexual. Por último, también es muy interesante que establezcamos cómo explorar esas fuentes de placer a través de elementos mucho más positivos de la propia relación sexual. Y yo creo que si se trabaja de esta manera finalmente, esas dificultades pueden ser poco a poco solventadas. Por tanto, la clave de todo este establecimiento es la buena comunicación con nuestra pareja. El dolor puede provocar situaciones polarizadas, ¿qué significa esto? Que nuestras percepciones pueden verse totalmente afectadas de manera que podamos alternar momentos de reposo y de gran actividad. Y como perdemos la capacidad o la percepción de identificar en qué momentos podemos estar más cansados o más fatigados con esos momentos en los que vamos a tener más actividad, se produce un gran desequilibrio. Así puede haber personas que en momento de sufrir un gran dolor pasen a periodos de gran reposo, cosa que tampoco les beneficia. Y por el contrario podemos tener personas que sufren un gran dolor y sin embargo no se están escuchando así mismas y están llevando un ritmo de actividad muy por encima de la situación que realmente podrían normalmente aguantar. De manera que lo importante es buscar el equilibrio entre el reposo y la actividad, ni un gran reposo es bueno, pero tampoco una gran actividad también no es positiva. De manera que tenemos que intentar buscar ese equilibrio. Lo ideal es poder realizar aquellas cosas que deseamos hacer y que nos vienen y nos apetecen realizar manteniendo nuestras actividades de la vida diaria sin renunciar a aquellas cosas que realmente son importantes, pero también es ideal si podemos adaptar esas actividades a nuestro estado de salud. Además, existe una serie de consejos que hemos visto durante este curso y que son muy importantes. En primer lugar, si tenemos alguna duda en relación a nuestras actividades diarias, podemos ponerlas en común con nuestro profesional de salud, para que nos ayude a valorar o identificar aquellas actividades que quizás podríamos modificar, también con la ayuda de un terapista ocupacional. Por otro lado, intentar buscar nuevas actividades o adaptar aquellas que queramos realizar para que podamos realizarlas sin tener esa sensación de que a lo mejor estamos yéndonos o haciendo un gran sobre esfuerzo que va a acabar pasándonos factura. También podemos empezar a practicar el ejercicio de decir no, pero sin sentir culpabilidad. De una manera asertiva podemos comunicar a nuestro entorno cuando nos indican de hacer algún tipo de actividad que creemos que nos va a llevar a una situación, a un estado de empeoramiento. De manera que es importante practicar ese ejercicio que en ocasiones es difícil de decir no. Además, también aprender a auto recompensarnos, porque en ocasiones nos cuesta identificar aquellas cosas que son un pequeño triunfo en nuestra vida y realmente nos va a aportar muchísimas cosas si aprendemos a valorar nuestros pequeños logros e incorporarlos en nuestra vida cotidiana. Principalmente, porque la recompensa de hacer esta autogestión de nuestra salud es que vamos a ganar en calidad de vida y en bienestar y ese realmente quizás es el objetivo final. Y por último descansar, es crucial escuchar nuestro cuerpo, ver cuándo estamos haciendo un sobre esfuerzo. Y con ese ritmo de poder ir compensando y reequilibrar nuestra vida vamos a lograr nuestros objetivos sin que ello finalmente tenga una repercusión negativa en nuestro estado de salud y nuestra calidad de vida. Por último, tener una vida activa e implicarnos puede ser muy importante para que mejoremos nuestra capacidad de afrontamiento y nuestro bienestar. En función de nuestra situación, nuestro estado, podemos intentar buscar otras ayudas en nuestro entorno e intentar implicarnos en diferentes actividades que mejoren nuestra isolación. En ocasiones por culpa del dolor tendemos a aislarnos y a desconectarnos de nuestro entorno, y precisamente tenemos que intentar luchar contra estas situaciones de aislamiento. Pero, ¿cómo hacerlo? Básicamente podemos mirar en nuestro entorno, existen numerosas asociaciones de pacientes que no solo ayudan, digamos en esas necesidades vinculadas a los aspectos físicos, sino también en aspectos emocionales y nos pueden ayudar a través de talleres, de grupos de ayuda mutua a realizar un mejor afrontamiento. ¿Conoces alguna asociación de pacientes? Sí no es así, en los materiales adicionales te vamos a incluir un listado con esas asociaciones para que puedas consultar si algunas de ellas están próximas a tú domicilio. Por último, no solo existen asociaciones de pacientes, hay asociaciones vecinales, centros cívicos, puedes realizar multitud de actividades diferentes y en función de tu estado de salud valorar si puedes realizar alguna actividad que te aporte alguna cosa positiva y que mejore tu bienestar y calidad de vida. Por último, queríamos destacar que gracias a esa capacidad que tengas de afrontamiento, a través de las actividades físicas que pongas en marcha, pero también a través de la alimentación, del pensamiento positivo y otros aspectos que hemos visto durante este curso, vas a encontrar la energía interior para luchar contra ese dolor. Si mantienes una buena relación con tu entorno, con tu profesional sanitario y poco a poco vas trabajando en algunas de las herramientas que te hemos facilitado, muy probable mejorará tu percepción de estado de salud y también del bienestar. [SONIDO] [SONIDO]