En este video vamos a repasar cómo implicarnos en la mejora de la adherencia a nuestros tratamientos. Las personas mayores de 50 años suelen tener más riesgo para no seguir adecuadamente estos tratamientos, porque puede haber mayor complejidad en su estado de salud y sufrir de mayores condiciones crónicas que afecten al seguimiento de los mismos. Pero ¿qué provoca el no seguir adecuadamente los tratamientos? Básicamente, que empeore nuestro estado de salud y percepción de calidad de vida, pero también pueden perder efectividad los propios tratamientos, por ejemplo, en el caso de los antibióticos. Además, pueden producir discapacidad y dependencia, en función del impacto que pueda tener el no seguimiento adecuado de este tratamiento. Además, pueden aparecer efectos secundarios que, si no son bien gestionados, pueden llegar a generar complicaciones en el futuro, y que aumenten nuestra tasa de mortalidad y los costes sanitarios asociados, como veréis en la gráfica a continuación. Pero ¿por qué no se cumplen adecuadamente con los tratamientos? En ocasiones, podemos no cumplir con esos tratamientos porque surgen una serie de dudas que no están resueltas adecuadamente con nuestro profesional de salud. En ocasiones, podemos no entender o confundir, o incluso desconocemos las pautas de la medicación que nos han prescrito. Por otro lado, nos podemos olvidar de una dosis o que experimentemos una serie de efectos adversos y, al no tener información sobre cómo afrontarlos, acabemos por descontinuar ese tratamiento. También, en ocasiones, podemos desmotivarnos en el seguimiento de los mismos porque no tenemos el efecto esperado y, de esta manera, finalmente impacta en la manera en que realizamos ese seguimiento. También, podemos tener una serie de creencias en relación al tratamiento y a la seguridad del mismo. En todo caso, el acceso a la información terapéutica es clave, y la buena comunicación con nuestro profesional para resolver todas las dudas que tengamos sobre los mismos va a ser fundamental para que logremos manejar estos tratamientos adecuadamente. ¿Cuáles son los factores que inciden en la adherencia a los tratamientos? Existen una serie de factores que confluyen y que afectan a la manera en que las personas siguen los tratamientos. Quizás, mejor que hablar de "factores", tenemos que hablar de "predictores". Uno de los predictores más importantes es que profesionales de salud y personas establezcan un diálogo abierto para conseguir sincronizar tratamientos con las metas vitales de las personas, de manera que se identifiquen cuáles son las necesidades vitales y que se logren establecer aquellos tratamientos que sean más beneficiosos para encontrar el equilibrio entre la efectividad del tratamiento y esas metas vitales. Así, si se logra establecer esa consonancia entre la vida de la persona y el tratamiento, se logrará, especialmente, que se consigan aspectos fundamentales para la persona como por ejemplo podrían ser: recuperar la movilidad, o lograr una mayor autonomía o independencia, o que tengamos un menor efecto secundario de un tratamiento. Cuando todo esto está bien atendido y existe esa buena comunicación con el profesional, se puede reconducir siempre, si la situaciones es de abandono del tratamiento. Pero, además, existen otros factores como por ejemplo: el hecho de que existan problemas psicológicos o, en particular, depresión; la presencia de un deterioro cognitivo; un tratamiento que pueda ser asintomático y que la persona no perciba una mejoría; el seguimiento inadecuado o la ausencia de un plan terapéutico adaptado a las necesidades de la persona, los efectos adversos de la medicación y que no exista un plan de contingencia para esas situaciones; la desconfianza de la persona en el beneficio del propio tratamiento; el desconocimiento de la enfermedad por parte de la persona y eso provoque que no conozca bien cómo puede abordarlo adecuadamente; una deficiente relación y la comunicación con el profesional; la dificultad en el acceso a la asistencia o al acceso a estos medicamentos; el incumplimiento de las citas o el seguimiento de esas visitas médicas; la complejidad del propio tratamiento porque existen maneras o formas de tomar medicamentos que, en ocasiones, dificultan que sigamos adecuadamente los mismos; y finalmente, pueden darse situaciones como el coste de la medicación o situaciones de copago que dificulten que personas, en situaciones económicas de vulnerabilidad, puedan seguir los tratamientos adecuadamente. Podemos realizar una serie de preguntas que ayude a que tengamos un mejor acceso a la información terapéutica sobre nuestro tratamiento y que nos va a permitir, en primer lugar, generar unas expectativas en relación a ese tratamiento mucho más ajustadas a la realidad, pero también que evitemos confusiones, errores y, además, que valoremos adecuadamente los beneficios de la toma de la medicación. A continuación, vamos a repasar brevemente algunas de las preguntas que podemos realizar a nuestro profesional de salud, como por ejemplo: ¿cómo y cuándo debo tomar ese tratamiento?, ¿durante cuánto tiempo necesitaré tomarlo?, ¿por qué es importante tomar esa medicación?, ¿qué pasa si me confundo o me olvido de alguna de las dosis?, o ¿puedo dejar de tomarla si me siento mejor o creo que ya no está haciendo ningún tipo de efecto?, ¿tiene efectos secundarios?, ¿son importantes?, ¿cómo debo actuar?, ¿cómo se llama mi medicina y para qué sirve?, ¿cuándo empezaré a notar algún tipo de mejoría?, ¿puedo tomar este tratamiento junto a otros medicamentos con o sin receta? y ¿qué productos de herbolario o de otro tipo de parafarmacia pueden afectar a este tratamiento?, ¿dónde puedo encontrar más información útil sobre este medicamento?, ¿existe algún sistema para ayudarme a recordar las pautas para seguir este tratamiento?, ¿es importante que tenga presente algún aspecto importante en relación a cómo debo tomar mi medicación? Si sigues alguna de estas preguntas, puede ser de utilidad para mejorar la información terapéutica y la comunicación con tu profesional.