Hola, esto es el Arte del MOOC, y estamos con Chido Govera. Muchas gracias, Chido, por acompañarnos. Te encuentras en Zimbabue, donde has trabajado por muchos años. También viajas mucho. Pero estoy entusiasmado con tu contribución a este MOOC, Porque tratamos de mezclar el arte, la práctica cultural con cosas que han sido excluídas de los cánones históricos del arte, como la agricultura, la nutrición, el alimento. Y en tu práctica, este tipo de cultivo y agricultura forma parte de algo mayor, de una transformación social, política. Gracias por acompañarnos. Tú has dedicado la mayor parte de tu vida a esta idea de la ciencia y el arte del cultivo de hongos. ¿Puedes hablarnos de cómo comenzó? >> En realidad.. Hola. Mi viaje en el arte del cultivo de hongos comenzó cuando yo era una niña de 11 años. Porque tuve que aprender a sobrevivir. Y las únicas cosas a mi alcance eran tareas pesadas como cavar la huerta y cultivar usando métodos tradicionales. Luego de intentarlo muchas veces y fracasar, de niña no sabes nada sobre la agricultura. Desde los siete años tuve que hacer eso y fracasé todo el tiempo. Cuando tenía 11 años, aprendí acerca de los hongos. Para mí fue un punto de inflexión, comprendí que puedes convertir desechos en algo significativo, algo de alto valor. Esto no podría haberlo aprendido si hubiese seguido con las prácticas agrícolas tradicionales. Comienza con una niña pequeña que quiere sobrevivir descubriendo algo nuevo, y preguntándose qué más puede salir de esto. Así es como comenzó. Nos transportaron de la aldea a la universidad. Fuimos allí y nos hablaron, primero que nada, sobre el cultivo de hongos, algo que era muy novedoso. Nunca habíamos oído al respecto. La única experiencia que yo tenía era recoger hongos en el bosque con mi abuela. Lo importante de esa semana fue que no nos quedamos sentados mientras hablaban de cultivar hongos. Vimos el proceso y tocamos el material utilizado en el cultivo de hongos. Fuimos al estante de los hongos y esa es una de las cosas que lo hizo tan fácil. Porque fue una traducción desde las manos a la cabeza. Porque lo tocabas, lo sentías, lo olías y podías entenderlo fácilmente. Y como resultado he estado trabajando en cómo puedo hacer mis clases muy prácticas, para lograr que la conexión sea mucho más fácil. La conexión con el material, la conexión con el proceso, y también la conexión con el producto que sale al final. Esto sería algo interesante porque sentada aquí podría tener un grupo de personas acumulando residuos si ellas bebieran café u otra cosa. Podríamos hacer que eso fuese muy fácil. No es necesario ser un genio, es fácil. >> Sí. >> Cuando tenía 11 años y aprendí a convertir los residuos en comida, mi mayor ambición era ver cómo podía traducir eso en hacer que los niños, en especial las niñas, que crecían en condiciones similares a las mías, que pensaban que no podían lograr nada, sintiesen que convertían residuos en un valioso alimento, muy nutritivo, muy saludable. Quería difundir ese mensaje y simplificar el cultivo de hongos para que todos tuviesen acceso al mismo. Y así lo hice. Me pregunté: "¿Cómo puedo hacer esto menos complicado?". Utilicé mi experiencia sobre la producción de hongos. Los hongos crecen en la naturaleza, donde no existen las más mínimas condiciones de esterilidad. Me propuse aprender de la experiencia que había tenido con mi abuela cuando era una niña. Uní lo que veía en el laboratorio y en la unidad de producción de hongos. Pero una de las cosas que hice durante este proceso y cuando viajaba para enseñar a otros a cultivar hongos, fue aprender cuáles eran los desafíos. Para quienes estaban en mis mismas circunstancias, cuáles eran los desafíos que enfrentaban. Para quienes intentaban hacer el mismo trabajo que yo, cuáles eran los desafíos. Y lo que vi fue que teníamos un montón de personas u organizaciones intentando realizar cambios para las poblaciones menos favorecidas. Ellas intentaban lograrlo con formación. Y sí, ha habido cultivo de tomates, y un montón de cosas. Pero había algo importante que faltaba. Y esto era el seguimiento, enseñar de un modo basado en el tacto, el contacto y la experiencia. Tratas de entenderlo, pero tiene que estar adaptado a las condiciones locales, lo cual estaba faltando. Cuando tenía 19 años escribí una autobiografía como forma de curarme de todos los traumas de mi infancia. Y yo recordé todo esto por lo que había pasado de niña, lo que estoy experimentando en mi viaje tratando de ayudar a otras personas, los desafíos que ellas enfrentan, y me pregunté: "¿Qué debería hacer yo? ¿Me siento y escribo tratando de explicar esto o lo convierto en una demostración práctica de cuál es el futuro de la esperanza?" Porque mi autobiografía se titulaba "El futuro de la esperanza". Para mí esta era una gran pregunta, y al final decidí no escribir y explicar lo que yo pienso que es el futuro de la esperanza. En vez de eso, voy a crear la fundación y construir un centro donde pueda demostrar cómo veo que esto funciona. Y así surgió "El futuro de la esperanza". Con un grupo de amigos nos reunimos y comenzamos a construir esto. En 2013 nos registramos oficialmente y comenzamos nuestra formación. Llevamos más de 13 comunidades a las que hemos formado. Estamos implementando proyectos en diversas comunidades. Y estamos aprendiendo mucho en ese proceso. Cada vez vemos más que debemos trabajar juntos para realizar los cambios que se necesitan. Para lograr los avances que necesitamos en esta región en la que los pobres reciben ayuda pero siguen en la pobreza o no encuentran la conexión con los recursos que les dan, no encuentran la conexión que hace posible la sostenibilidad. Y eso es lo que queremos solucionar.